I took a trip down to L'America

domingo, 16 de noviembre de 2008

Fumadores (o cuando el finde acaba en viernes)

A estas alturas de estancia ya está más o menos claro que no tengo un abanico de amistades demasiado amplio. Por supuesto no es variado, pero es que no he tenido un grupo de amigachos variado desde que dejé el pueblo. Así, cuando hay bajas, se nota. Y mucho. Sara se ha pirado a Italia a hacer de testigo de la boda de una amiga (bueno, y a hacerle carantoñas al maromo también), así que nos hemos quedado Paolo y yo, en familia. Únase que el mozo ha modificado hace poco el grado de intimidad que tenía con otra italiana que ronda por aquí y está embobado como un adolescente, y tenemos lo que tenemos: que esta semana me he quedado a mi marcha con bastante frecuencia. No es un problema, lo llevo bien y a ratos incluso me apetece. Y me permite tener charlas con otra gente. Como la cuadrilla de los fumadores.

Es bien sabido que con el tema del tabaco aquí son algo integristas. En teoría no se puede fumar a menos de veinte pies (~7 metros) de las puertas o las ventanas de los edificios públicos. Luego colocan los ceniceros al lado de la puerta, con lo que componen una bella estampa de bombero torero, pero la ley es esa. De fumar a cubierto, mejor ni hablamos. El otro día descubrí que llevo dos meses sin fumar bajo techo. Echar un piti con un café o una copa en la mano sin pelarme de frío empieza a formar parte de mis fantasías más húmedas.

A fuerza de salir todas las noches un par de veces a echar un pito, acabas coincidiendo con la gente que hace lo mismo, y ya tengo más o menos controlados a los viciosos impenitentes. Uno es aquel guitarrista que nunca dijo nada más de la jam session. El resto, un grupo variopinto, pero bastante majos. Un par de veces se ha dado otra situación curiosa: viernes o sábado, sales a echar el último antes de dormir, a la una o las dos de la noche. Y, como quiera que la ventana del colgao de la guitarra da justo al sitio donde suelo apalancarme, al volver a entrar a la residencia aparece el tío con un pedo de capitán general y me dice que pase, que están tocando. El último día que fui había unas cinco personas, ciegas como piojos (dos papeleras llenas de latas de Bud vacías daban fe) y maltratando dos guitarras, un violín que sonaba a gato despellejado y un organillo. Sí, un organillo. Y como no podía ser de otro modo, era un Casio, con todos los gratos recuerdos que me trae a la mente. El resultado a nivel musical era como para mandarnos a todos al penal de Ocaña, pero bueno, los chavales parecía que se lo pasaban bien.

Hay maneras de resarcirse de tales despropósitos, por supuesto. A unas diez millas de Amherst está Northampton. Es una ciudad pequeña y llena de estudiantes. Eso se traduce en un ambiente muy liberal y con fama de lesbian-friendly. Por eso, o por homenajear a sus vecinos más famosos (no me lo creí hasta que lo vi aquí), la escena musical de la villa está de lo más viva. Aparte de haber un músico callejero (bueno) cada 100 metros, la agenda de conciertos es amplia, buena y variada. El viernes, sin ir más lejos, nos metimos en una sala donde había sesión doble de country modernete, eso que los enteraos llaman Americana. El segundo grupo, muy apañao: chavales por debajo de los treinta, mucha gente en el escenario, buena puesta en escena... Muy bien, vamos. Les compré un CD, por si alguien lo quiere a la vuelta. Pero los que estaban tocando cuando llegamos eran algo grandioso. Cuatro tíos y una tía sentados en sillas en una esquinita del escenario, formando un rolde de no más de un metro de diámetro, hombro con hombro. Armónica, una especie de mandolina eléctrica, guitarra, bajo y violín. Y un metro atrás, una caja, un plato y un bombo. Mucha juerga, mucho jaleo. Mucha química. Y muchos años, por supuesto. Lo más parecido que he visto en mi vida a un grupo de gitanos arrancándose por rumbas.

Es jodido que el finde empiece y acabe el viernes, pero también es verdad que después de aquello todo sabe a poco. 

PD: Hay algunos que estaban al tanto, ahora lo hago público: me he comprado la chapa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo aquí tb pasé una crisis de fumadores muy mala, que no paraba de intentar convencer a yoli y gabriela para que empezasen con el vicio...
Biquiños!!!!!!

Anónimo dijo...

me has dejao... que ahí en los EEUU el finde empieza y acaba en viernes... no me lo esperaba chico... con lo adelantaos que son... comprame un chapa del ovama andaaa

Sentet dijo...

Pero que pesao eres...
Cómo la quieres, con el careto, con el logo de campaña, con las hijas... o con una hoz y un martillo y la leyenda "Obama. Yes, we can become a communist country", que es la que se ha comprado el italiano?