I took a trip down to L'America

martes, 31 de julio de 2007

A traición

Llevo unos días bastante espesos en lo tocante al curro. Entre yo y mis supervisores median 6 husos horarios, en el mejor de los casos, y unos días de vacaciones en el peor. Eso hace que cualquier tontería se tenga que aclarar por mail. Y cuando empiezas a hacer cosas que nunca habías hecho antes con un programa que no habías usado jamás las tonterías se suceden con una facilidad pasmosa, con lo cual el trabajo se encalla con más frecuencia de la deseable, aderezado con esa agradable sensación de saber que el criterio que tengo a la hora de evaluar la bondad de un ajuste es parejo al que he desarrollado para el arte moderno. Escaso, escaso. Y echar horas para generar unas imágenes sobre esos cimientos me escama. Al final todo esto se traduce en que salgo de la oficina con un regusto amargo, poco convencido, y ciscándome en los conceptos de optimización del trabajo: las horas me cunden escandalosamente poco, incluso tratándose de mí.

Intento, y mayormente lo consigo, garantizar la estanqueidad entre mis compartimentos vitales. A menos que un plazo me esté comiendo la moral, no me llevo el trabajo puesto a casa. Las discusiones sobre el jodido código del curso de quien ya sabemos saliendo a cuento enmedio de una caña son una excepción, bien lo saben los que lo sufrieron, con Diego y Pepe a la cabeza. Como todos los humanoides, tengo mis límites. Y hoy sufro las consecuencias, aunque más sutilmente. En aquel caso, estar todo el día dándole vueltas a algo que no andaba me condicionaba y no podía aparcarlo al salir por la puerta. Lo que pasa hoy puede que sea un problema de conciencia oculto, y que el escaso rendimiento me deje anímicamente más expuesto a las derivas. Si todo anda fenomenal, sales espitoso del despacho, y todo mola. Si las cosas no andan bien pero te pasas una hora dano brazadas, las endorfinas maquillan el entuerto. La inanición y el día de descanso de la piscina te bajan la moral, y eso somatiza y revienta por donde menos te lo esperas. Hoy por ejemplo me he descubierto hasta los huevos de la comida. Invocando a la razón, he descubierto que no era que me apeteciera un plato de jamón, por decir algo. De hecho, tampoco me atraía la idea de comer nada en concreto, ni siquiera imaginarme la mesa que pone mi madre cuando vuelvo a casa después de dos meses me estimulaba los jugos. Era hastío, punto.

Supongo que todo este estado de la psique habrá sido el detonante de lo que me ha pasado hace un momento. Estaba leyendo algunos blogs de autores desconocidos (al menos para mí) con los humos un pelín subidos. Suelo ponerme a la defensiva ante los fantasmones. Como a la mayoría, las sobredosis de amor propio, tras una fase inicial de deslumbramiento, me dan un pelín de asquito, pero he decidido darle una oportunidad a su literatura. Al fin y al cabo, y salvando todas las distancias, Bukowsky no dejaba de ser repelente, pero leerlo mola. Como no dejo de ser un snob de mierda, me he encendido un pitillo, he abierto una cerveza a falta de poder servirme un gin-tonic, y he puesto a andar en el Winamp el Kind of Blue de Miles Davis. No me dejaba concentrarme en la lectura y he tirado a algo más light, más de hilo musical. He pasado a Stan Getz, y me he puesto a oir (no se puede escuchar música y leer atentamente a la vez) una colección de versiones de Bossa Nova. y en esas estaba cuando, al sonar la Samba de Una Nota So me ha traicionado el subconsciente. Por un momento me he visto de nuevo en Rio, desayunando una cerveza en la terraza de la casa de Carolina (nunca te lo agradeceremos bastante, Fofa) viendo la playa y oyendo discos de Tom Jobim. Y cuando he levantado la vista del monitor he visto el ventanuco color aluminio de mi apartamento, pequeñito y feo como es él. Hay veces en las que los recuerdos no te vienen, te atacan a mala fe. Y digo a mala fe porque yo mañana por la mañana, yendo a la universidad, me acuerdo de alguna juerga y sonrío. Me pasa cuando suena el "You Want To" en el MP3 mientras voy en el autobús. Me acuerdo del subidón en Razzmatazz el 30 de diciembre cuando pusieron la canción a las 5 de la mañana y no puedo dejar de preguntarme qué pensarán los chinos que hay a mi alrededor de la sonrisa que se me pone, que no me cabe en la cara. Eso es un recuerdo que viene, saluda, pasa un buen rato contigo y luego se va. Lo de la playa de Sao Corrado ha sido un recuerdo embozado, como esos espadachines sicilianos que se le aparecen a Diego Alatriste en esquinas oscuras y te apuñalan sin dignarse a darte las buenas noches.

Le he intentado hacer frente y he apoyado la nariz contra el cristal, mirando las luces de la ciudad. Mi ventana no tiene la mejor orientación posible, con lo que tampoco puedo disfrutar de una sábana inmensa de lucecitas pese a estar tan alto. Con todo, la vista era bonita. He pensado en abrir la ventana y apoyarme en el quicio a acabarme el cigarro. Siempre me ha relajado muchísimo hacerlo, aunque fuera en un patio de luces y la vista se redujera a calentadores de agua, lavadoras y paredes ennegrecidas. No he podido. Hay una mosquitera. He hecho que el humo se difractara entre la rejilla y he visto que, debido a la alta humedad, la nube no se dispersaba, sino que se quedaba flotando burlona a escasos centímetros, como recordándome que ella sí podía escapar y yo no. Al final, en un escorzo, he abierto sin darme cuenta la mosquitera. En mi infinita candidez la creía fija. He podido sacar medio cuerpo fuera, sabucant-me, y resarcirme un poco. Para terminar, he querido hacer una foto de larga exposición para colocarla en el post pero la batería de la cámara, en un guiño traicionero, se ha agotado. Y me ha dado la sensación de que mientras el icono de batería baja parpadeaba me estaba susurrando al oído "no creerías que te ibas a ir de rositas..."

domingo, 29 de julio de 2007

Mi mayor error

Ayer sábado por la mañana me levanté a una hora más o menos inmoral y decidí ir a la oficina un rato. La jornada aciaga del viernes me pesaba en la conciencia y, total, tampoco tenía nada mejor que hacer, así que me propuse intentar sacar aunque fuera un par de horillas y, ya de paso, hacer unos largos a media tarde, así que cogí la mochila y metí el portátil y los trastos para la piscina, separados en los dos compartimentos que tiene mi bolsa. Entonces pensé que coger la cámara sería una buena idea: era sábado y podía dar una vuelta e intentar echar unas cuantas fotos, ya que ando más bien escaso de material audiovisual. Desestimé la idea. Para que la cámara fuera más o menos resguardada dentro de la mochila la tenía que poner junto al bañador, el gorro, la toalla, las chanclas...y no me pareció la mejor opción. Total, tampoco preveía nada extraordinario.

Desde que estoy aquí no soy consciente de haber tenido ninguna metedura de pata sonada, más allá de olvidar pagar el alquiler (de mañana no pasa!) u olvidarme de alguna tarea que me habían asignado. Todo dentro de un margen de error asumible. Hasta ayer.

Cuando a mediodía llegué a la universidad me encontré el campus, y más concretamente la explanada que hay justo delante del edificio donde quemo jornadas laborales, tomada por los freaks. Era una concentración de personajes manga. No sé quién coño organizaba tamaño despropósito, pero era una especie de fiesta llena de taiwaneses (supongo) disfrazados de su personaje de cómic favorito. Personajes que, como podréis imaginar, no eran Sacarino, ni Tintín, ni tan siquiera Spiderman. Allí estaba el universo manga en pleno, vivito y coleando. Esas jornadas en las cuales se concentran los frikis a vestirse (y comportarse, ojo) como su anime favorito tienen un nombre que yo alguna vez supe, pero como el consumo de ciertas sustancias me obliga a optimizar mis recursos de memoria, recuerdo el nombre con la misma intensidad con la que recuerdo las valencias del estroncio.Aunque eché en falta una composición de las fuerzas especiales de Freezer entendí que mi cultura en este campo equivalía a la de un japonés que cree que la gente pasea por Sevilla con montera, así que me dediqué a observar un submundo de ninjas, nenas con puntillas y mucho tacón, kimonos del estilo del de Tou Pai-Pai y cosas parecidas. Había incluso un tío con una carcasa de Transformer, rollo Mazinger Z pero más currado. No pude dejar de pensar en las cosas que se pueden hacer en todo el tiempo que habría invertido el fulano en currarse su traje. La nube de fotógrafos que tenía alrededor daba buena fe de lo conseguido del disfraz. Y allí estaba yo sin cámara. Ay!

Lo mejor de todo ésto fue que, en contra de la sensación cotidiana, por un momento tuve la sensación de estar realmente en Asia. Esto en occidente no pasa, al menos de una forma tan exhuberante, aunque una vez, en el campus de Burjassot, durante la carrera, andaba por entre las facultades un comando de guerreros imperiales de Star Wars patrullando a la busca (supongo, no se me ocurrió preguntar) de Jedis. Tardaré en olvidar el apuro que pasé cuando vi que uno se acercaba a mí apuntándome con un rifle láser de cartón hasta que dijo "hola, Vicent" "Caguendena, Pablo"... era mi compañero de prácticas de óptica. A la postre, número 1 de la promoción. Pero leches, eran cuatro gatos, y estuvieron incordiando un rato, tal vez una mañana. Estos han tomado el campus durante todo el finde. Razón por la cual me había propuesto volver hoy y, esta vez sí, hincharme a hacer fotos. En esas estaba, a punto de salir de casa, cuando se ha puesto a llover depués de comer. Cuando ha parado he movido finalmente hacia el bus, pero al llegar a la universidad aquello ya tenía la pinta de un domingo por la tarde en el Viña Rock. Había escampado prácticamente todo el mundo, y los que quedaban ya no estaban posando como la víspera, sino charlando con sus colegas bizarros. Katastroff!!

Al final María me ha comentado que ella sí ha llegado a tiempo de hacer fotos, espero que me pase algunas y poder actualizar el post. Con fotos o sin ellas me siento como un noruego recién salido de Las Ventas...

viernes, 27 de julio de 2007

El Jueves y su circunstancia

Le he estado dando vueltas al título un rato, ya que en la coyuntura mediático-judicial que se vive por allá podía dar pie a confusiones. No hablo de la publicación. Hablo del jueves en sí, del concepto, como decía Pacitos (1:25). Recordad si no, los que estéis en condiciones de hacerlo, vuestros años en la universidad. Una frase que empezara con "oye, el jueves..." era presagio de algo grande. Te animabas sólo con pensarlo, se te ponía el cuerpo de jota. Porque el sábado se sale sí o sí, el viernes se puede liar algo pero suele ser una noche intrascendente. Pero, ah amigo! el jueves! El jueves era el acabose, el desmadre, el todo vale. Si sales un sábado puedes salir por salir, sin más; total, el domingo no tienes que hacer nada. Pero lo del jueves es premeditado, sabes que vas a perder horas de clase, que vas a faltar a compromisos o peor aún, que vas a acudir medio muerto. Y aun así, sales. Y claro, ya que te pones, te pones. Esa era la mentalidad. Recuerdo esperar a la gente con la que había quedado y ver pasar a las niñas de tres en tres, ligeritas de ropa y más pintadas que una puerta. Y no podía evitar pensar en que sus padres las imaginarían en el piso de estudiantes, haciendo la cena en chándal y pantuflas cuando en realidad a casa iban a volver a las 5 de la mañana con un maromo casi tan borracho como ellas. Tras un jueves aciago me dejaron a mí tirado, por ejemplo, en la esquina de Cardenal Benlloch con Blasco Ibáñez, a las 7 de la mañana, con un frío que te silbaba por la caña de los huesos y la cazadora en el coche de un colega. Pocas veces he sentido tan tibante esa necesidad de gritar y reír a la vez, de romper a carcajadas por lo surreal de la situación. Y es que esas cosas sólo pasaban en jueves.

Por qué todo esto? Porque ayer, que era jueves, se me complicó un pelín el percal. Salimos a cenar para despedir a dos compañeros indios, Manuj y otro cuyo nombre no recuerdo. Y claro, aquí no sales a cenar de tapas, ni de bocata, ni de nada decente. Vas a un sitio con una mesa circular en cuyo centro hay otro círculo que puede girar sobre su eje en el cual dejan comida variada, pero china. Y tú vas cogiendo la escasa cantidad que te permite tu pericia con los palillos y, eso sí, bebiendo cerveza a todo el ritmo que puedes. El freno lo pone el vaso, que tiene un volumen entre el vasito de carajillo y la caña. Y así, entre que la cerveza es fina y pasa como agua y que apenas comes, sales contentillo. Después fuimos a acabr la cosa a un bar donde, a precios pornográficos, sirven cerveza europea, la mayoría mejunjes belgas más dulces que amargos, pero con alta graduación. Te tomas un par y notas que llegas a casa a medianoche mareadillo.

Sin embargo, nada hacía presagiar la que se me venía encima hoy por la mañana. Tenía resaca. Sí, sí, resaca, y además de la chunga de cerveza, esa empalagosa que te entumece el cuerpo y te rellena con hormigón las arrugas del cerebro. Me he sentido realmente mal durante todo el día, en parte por la resaca en sí y en parte por el horror de verme tan decrépito. En qué te has convertido Martínez? Vale que nunca has sido fijo de los churros post-fiesta, pero esto pasa de castaño oscuro. Tú, que te crecías y querías ir a la facultad de empalmada hasta que veías que no podías coger la moto de lo borracho que ibas, tú chapoteas ahora en el malestar más absoluto después de ir de cervezas. De cervezas, por amor de dios, que cuando son fiestas del pueblo te bebes un litro en ayunas. Y en esas estoy, acabando el viernes lo mejor que puedo, mentre passe penant un rio de mort lo dia, que decía el poeta. Y no puedo dejar de buscarme excusas: que si el calor, que si la humedad, que si bebo una cerveza cada dos semanas y estoy bajo de forma, que si pam, que si pem...

Y por si fuera poca mi desgracia, esta mañana desayunando he encendido la tele. Cansado de que los canales de deportes emitan beisbol, billar o baloncesto femenino, he hecho un poco de zapping. Y qué me encuentro?


Efectivamente, Takeshi y sus chicos. Tragedia, insomma, no hay que ponerle paños calientes. Hay días en los que sería mejor no levantarse de la cama.

jueves, 26 de julio de 2007

AAARRRRRRRGGGHHHHHHH!!!!

Me acabo de cargar los datos calibrados!!
Mecaguenmilputesenfila!! Mecaguen l'opcio >mv !!!!

No volieu emocions fortes? Ale, ahi les teniu. A ratos odie aquesta vida!!!

Epilog:
-(Ella) La vida es dura...
-(Ell) Si, com la meua titola!
(Petit homenatge al Dr. Badenes)

miércoles, 25 de julio de 2007

5.6

El lunes por la noche, a eso de la diez menos veinte estaba en casita, apoltronado en la cama, que hace las veces de sofá, silla para desayuno y mesa de estudio, mirando alguna tontería en Internet. Podría haber estado viendo una película, pero en esos casos suelo estar más recostado, y recuerdo que estaba incorporado, con la espalda apoyada contra la pared y las rodillas en ángulo recto, apoyando las plantas de los pies en la sábana. Me pareció que la cama vibraba ligeramente, que había un pequeño temblor. Una sacsaeta, en valencià. No le dí mucha importancia. Un colchón tan jodidamente duro como el mío transmite las vibraciones con la fidelidad de una trompeta, y supuse que simplemente había movido los pies o había dado un golpe de cadera, con lo que lo había hecho vibrar. Pero me escamaba esa sensación de balanceo en los gemelos y la parte inferior del muslo. No será nada, pensé.

Tengo que admitir, sin embargo, que por un momento se me pasó por la cabeza algo peor. Taiwan no es una zona sísmicamente tranquila. Recuerdo que el gran Palmer me había comentado que cierta persona dejó al marido en Taiwan y se volvió para la piel de toro después del miedo que había pasado en un terremoto (este sí serio, de los jodidos de verdad) en Taipei. Como no hubo nada parecido a una secuela, prácticamente no me acordaba al día siguiente.

Pues bien, hoy hablaba con una nueva compañera temporal que hay por aquí, una alumna de doctorado de Paul Ho, el director del centro, que ha venido desde del CfA de Boston a estos lares para acabar la tesis cerca de su director. La repentina amistad que ha surgido se debe, básicamente, a que se llama María y es de Madrid. No voy a permitir que nadie me salga con soflamas cosmopolitoides o se líe a llamarme paleto por ello. Paleto lo soy, y orgulloso, y ya lo he dicho alguna vez antes. Y sé, por experiencia propia y bastante dolorosa, que muchas veces intentar congeniar con alguien en el extranjero por el simple hecho de que hable castellano y pague sus impuestos en España puede ser un desastre. Insisto, he huído en muchas ocasiones de las cuadrillas de españoles en el extranjero. Los Erasmus, concretamente, son una subespecie de lo más repelente, y me da igual cagarme en un mito (es más, mi facción iconoclasta disfruta barbaridades). El Erasmus español sale al extranjero bien para hincharse a follar, bien para sacar asignaturas que iba a tener colgando del expediente por los siglos de los siglos amén, bien para vivir realmente un año en otro país y/o cultura. Sin negar que tengo el sexo siempre en la cabeza y que aproveché la estancia para subir la media algunas décimas, yo me marché para Italia con ansia de mundo. Y me metieron a compartir habitación con un gañán que en su séptimo año de carrera aspiraba a quitarse de encima Mecánica y Ondas (para la gente que no es de Física: troncal de segundo. DE SEGUNDO), dos troncales de tercero y cuatro de cuarto. Aderezado con algún valiente que dejó a la novia para ponerse las botas en Trento y volvió con telarañas en la polla y otros fulanos por el estilo cuya característica más destacable (y prácticamente única) es el grito de guerra "Yo soy español y yo sé lo que es la fiesta, aprended de mí". Y con esos mimbres pasan un año. Por no decir que el que aspira a follar allende las fronteras más que en casa revela la misma voluntad escondida que los grupos españoles que cantan en inglés: esconder su incapacidad para articular un discurso atractivo; si no tienes nada interesante que aportar puede que no se note tanto. A qué viene este desvío? A que ya tengo el culo pelao de ajuntamientos con la única cola de contacto del DNI bastante lamentables como para seguir a ciegas la llamada de la raza íbera.

Como iba dicendo antes de este circunloquio que sólo ha servido para que el post no se quedara en dos líneas, estaba hablando hoy con María cuando me dice "Has oído hablar del terremoto?" Por las barbas del profeta! A ver si era verdad! Efectivamente, 5.6 grados en la escala Richter. A no-se-cuántas millas de la capital y subacuático. Pero un terremoto al fin y al cabo, oye.

Recapacito y veo que en cualquier noche de verbena de las que se empiezan a suceder por mi tierra y yo me estoy perdiendo pasan cientos de cosas más interesantes que un breve temblor en las piernas. Pero esto da más juego. E insisto, he sentido un terremoto por primera vez en mi vida. Y como casi todas las primeras veces no ha sido para tanto...

domingo, 22 de julio de 2007

Vicio



Y ahora llegarán hordas ávidas de casquería pensando que el paellista se ha echado a la mala vida y tiene a dos chinitas mordisqueándole el lóbulo de la oreja (en valenciano se llaman peçons, nosaltres siempre tan salidos) mientras se espanta a manotazos a un singapurés que le intenta lamer el dedo gordo a la vez que escribe estas líneas. No, no es el caso, por supuesto que no. Si no fuerais tan ignorantes como sois sabríais que lo que pone ahí arriba es "Si honolable ciudadano fumal esto tenel enfisema, tos de caballo y pene cael·le a tlocitos" No os culpo, pobrecillos míos, no todos podréis llegar a ser unos profundos conocedores de la lengua china como ya lo soy yo tras un mes (y una semana) aquí.

A lo que íbamos pues: el vicio del tabaco. Como soy un tío previsor, antes de salir de casa lo preparé todo con detalle. Contacté con el ministerio para la póliza de seguros, eché a la bolsa de aseo un par de condones (y aún así fuí optimista) avisado de que el tallaje por aquí cambia. Notoria es la anécdota del cargamento de preservativos donados por la República Popular China a la Revolussión Cubana que hicieron el viaje de vuelta a Asia. El calibre de los cañones del socialismo caribeño los hacía inútiles. Así mismo, a sabiendas de lo obsceno que llega a ser el precio del vino por estos lares pasé por la frontera tres botellas de tintorro de contrabando. La sutil advertencia "el tráfico de drogas en Taiwan está castigado con la pena capital" en los impresos del visado me indujo a dejar el jaco, la ketamina y las hierbas de la risa en el cajón de la mesilla de noche (no me asaltéis el piso, hienas!). Creía pues que tenía las espaldas cubiertas con el tema fumable, puesto que le había preguntado a nuestro hombre en Taipei si tendría muchos problemas para encontrar por aquí las mariconadas (con perdón de los homosexuales que fumen cosas decentes) que acostumbro a meterme en los pulmones. Al decirme que no tendría excesivas dificultades metí en la maleta una dosis mínima de Rex, por aquello de la añoranza y me embarqué feliz. La cosa al final no fue tan divertida, y descubrí que esa información ocultaba en realidad un oscuro deseo por su parte: que el espacio destinado a las cajetillas lo llenara con botellas de Rioja.


Figura 1. Indispensable para no perderse en la discusión del artículo

El caso es que, una vez agotado el cargamento traído de casa, empezó la búsqueda por Taiwan. Primera desilusión: en las tiendas de barrio (rollo Seven Eleven, que hay uno en cada esquina) venden una mierda (fila 3, columna 1) con sabor a vainilla, muy elegante pero un pelín repelente. Sigamos buscando pues. En un colmado del mismo estilo franquiciado y siempreabiertista, pero de otra cadena, me colocaron la cajetilla que preside la composición, y que resultó estar llena de cigarrillos más estrechos y largos que los normales pero envueltos en papel marrón. O estos chinos están bobicos o creen que lo estoy yo y no sé distinguir un papelillo marrón de una hoja de tabaco. Con decir que todavía queda la mitad está todo dicho.

Cambié pues de estrategia y busqué en el hiper del barrio. Buenas noticias, parecía que aquí estaban más surtidos, y pude pillar dos o tres tipos de puritos de lo más apañao y que no me hacían añorar los estancos patrios. La cosa empezó a ponerse negra cuando vi que no reponían existencias a medida que iba acabando con su magro stock. Todo culminó al poco tiempo cuando, haciendo realidad mis temores, constaté que los fumadores elegantes somos minoría en Formosa y no parecía que Geant, que así se llama la gran superficie, fuera a hacer nada por tener el mostrador actualizado. Siendo soez, como El Jueves, me había quedado con el culo al aire. La suerte quiso que un japonés adicto a la nicotina oyera alguno de mis lamentos, me hablara acerca de la existencia de lo más parecido a un estanco que él conocía y se comprometiera a enviarme un plano con la localización. Tuve algún pequeño problema logístico derivado de la puñetera costumbre que tienen los asiáticos de rotular los mapas con esos dibujitos que hacen ellos en lugar de usar letras occidentales, pero ello no fue un obstáculo para un espíritu aventurero como el mío, y acabé dando con la tiendecita en cuestión. Para mi alivio y el vuestro, incondicionales seguidores, aquello era, efectivamente, lo más parecido que he visto por aquí a un estanco, y su surtido de cigarritos es notable, con lo cual parece que, de momento, la cosa está bajo control. Fue precisamente ahí donde me hice con la mayoría de cajetillas que adornan el post.

Todo es perfecto? Todo no. El precio es una auténtica obscenidad, por suerte estoy más que comedido con el consumo. Hay que remarcar que, aunque la perspectiva no ayude a discernirlo (Blogger todavía no incluye la opción "añadir holograma al post") la mayoría de las cajetillas son de 10, no de 20. El precio exacto de cada una me lo voy a callar por varias razones, como son que no me apetece que los fans de Salgado me recuerden lo mucho que podría hacer con los dólares que me estoy fumando o que paso de que mi mamá se entere de esto. Al principio tuve un amago de ataque sorpresa de conciencia al pensar que me estaba puliendo las dietas en tabaco. Por supuesto, esta actitud pacata duró lo que tardé en sonreir pensando que, por una vez, me estoy fumando en Taiwan los impuestos que pago por fumar en Granada. Ji, ji, jiiiii....

A modo de anécdota, decir por último que estoy especialmente contento con las Villiger. No tanto por el sabor, aunque la variedad Sumatra (netamente superior a la Brasil, Moca y la inefable Vainilla) no está mal, como por el diseño. Ese aire de los 70 que tienen me encanta: con una cajetilla de esas, un jersey de cuello vuelto y una americana marrón con coderas sólo falta que suene esta musiquita de fondo para que me crea Steve McQueen. Reíd, reíd, malditos, pero no paséis por alto una cosilla: apenas hay una persona entre cada 10.000 que me cruzo por aquí que se parezca al apuesto estadounidense más que yo. Jugar fuera de casa no siempre es una desventaja. Por no decir que, si ésto me mata, moriré igual que él.

El que no se consuela es porque no quiere, que dijo Kurt Cobain mientras abrazaba moribundo una foto de Hendrix.


Addendum: Hasta donde yo sé, habéis batido un récord. 45 personas si me exceptúo yo os habéis pasado a lo largo del lunes taiwanés (es decir, del domingo a las 18 al lunes a las 18 GMT+2) por aquí. Me conformo con creer que 40 lo han hecho a sabiendas. Como sigáis así voy a empezar a creer que tengo responsabilidad social y os hincharé a homilías. De momento sólo me hacéis sentir afortunado. Un beso.

viernes, 20 de julio de 2007

Solidaritat


Del Olmo, talibà de merda, vine i tanca'm el xiringuito a mi, si tens collons!
I damunt demana "el molde del dibuix"...Si t'has copiat el auto de l'últim segrest de la Codorniz, aiatolà!! (no me toques la pilola). Davant tot açò (gràcies Nacho) sols una cita:

“Bombín es a bombón como cojín es a equis. Nos importan tres equis que nos cierren la edición”
Apòcrif atribuït a La Codorniz (la revista de humor para el lector in-te-li-gen-te)

I ja que ve a cuento: República ja, hòsties!!!!

Si no lo pongo reviento

Hay un chino de mi despacho hostiando el teclado boca abajo. De verdad de la buena.

El que hay a mi lado esta durmiendo apoyado en la mesa (cosa no muy rara, de los 6 o 7 que hay en este cubiculo no hay dia que alguno no eche una cabezadita), y creo que las babillas le estan cayendo sobre la tecla Ctrl. Mientras tanto, la investigadora que tiene una cuna en el despacho esta hablando con otra estudiante y haciendole anotaciones en unas graficas con el bebe en el cangurito. Y un cuarto, un cruce de occidental y asiatico de lo mas androgino ha eructado tres veces en los ultimos cinco minutos.

No es maravilloso?

martes, 17 de julio de 2007

Un mes

Aunque por no parecer demasiado british espere hasta hoy para contarlo, ayer lo cumplí. Parece mentira pero ya hace un mes que puse los pies en esta sucia ciudad. Insisto en lo de "ciudad" porque manda huevos pero todavía no he salido de Taipei. Primer punto que habla más bien mal de mí. Me merezco flagelos por ello, pero espero que seáis benevolentes y no me crucifiquéis. Sobre todo porque después de haber pedido vuestra opinión con el tema del retrato y hallarme sólo una respuesta (besitos, Vicky) os pienso editar las salidas de pata de banco. Pues eso, que no he salido del término municipal de Taipei que, eso sí, es mes gran que el terme de Culla. Miedo? A lo mejor es eso. Lo reconozco, no soy Marco Polo, ni siquiera de la Quadra-Salcedo (menos mal), y la idea de irme a la aventura yo solito por el centro de la isla me echa para atrás, para qué negarlo. Me impone respeto eso de no saber leer ni el nombre de las paradas del tren y que no haya ni Perry que me entienda. Supongo que quedaría mucho mejor llenar esto de hazañas sobre fines de semana recorriendo Formosa mochila al hombro, pero ya sabíais el medianía que se os venía encima cuando me cambiásteis por un botijo. Hago firme propósito, eso sí, de buscarme un/a compañer@ de batallas, en cuyo caso puede que llegue a enseñaros fotos sin asfalto.

Las impresiones que me ha causado el entorno, de todos modos, no han sido demasiado destroyers. Yo tenía miedo de encontrarme un sábado como Bill Murray en Lost in Translation, sentado en la esquina de la cama, mirando el infinito con las manos aguantando una cabeza que incluyera cara de bobalicón buena persona. Y tampoco ha sido eso. La ciudad, para mi sorpresa, no me echa para atrás. Supongo que será poque las megápolis, al fin y al cabo, son todas calcadas. Si quieres algo que te deje a cuadros ve a Calcuta, no a Taipei. En cuanto llevas aquí una semana asimilas totalmente pequeñas extravagancias como que los carteles están en chino, o que la gente no acaba de responder al estereotipo caucásico, y te mezclas con la masa, entras en la dinámica. El sábado me cogí la tarde para ir al centro a pillar tabaco (eso da para un post completo, prometo entregarlo en breve) y aproveché para darme una vuelta por las calles comerciales donde los jovenes con posibles queman sus mejores años a caballo del consumismo. Dejando de lado la caída de mitos (más de 120 euros unos Levi's 501) o curiosidades como encontrarte en una tienda una camiseta con la leyenda "Adolf Hitler", una foto del Führer y el águila del Reich sobre la esvástica podía pasearme por allí sin sentirme fuera de lugar. Las voces más críticas (en el extraño caso de que hubiera alguna por aquí) saltarán de inmediato al grito de "esas zonas son iguales en todas partes!" Pues igual que Xi-Men, que así se llama el barrio, el resto de la ciudad. Vale, sí, lo de las motos es increible, está lleno y el padre lleva a la mujer y los dos hijos en un scooter mientras fuma, pero ya os digo que, por muchas diferencias que le busques, y de hecho encuentres, sigo sin sentirme descolocado. Puede que me haya convertido finalmente en un ciudadano del mundo, cosmopolita y que no se arruga ante una ciudad desconocida. Y también puede que el abuso de alcohol de garrafón en mi post-adolescencia haya anulado mi capacidad de sorpresa o reacción ante nuevos estímulos. Clavel o rosa, la reina escoja.

Por lo demás, la vida no me reserva grandes sorpresas por aquí, si bien es verdad que no pongo mucho ahínco en buscarlas. El sábado fuimos a ver Shrek 3 en inglés con subtítulos en chino y la estampa de una rata paseándose por delante del letrero de Salida de Emergencia fue de lo más divertido que me ha pasado. Hay que joderse, en un cine que tiene en el vestíbulo un coche totalmente real volcado como promoción de Jungla de Cristal 4 [Nota para paletos como el menda: en inglés es Die Hard, no Cristal Jungle]. Sí, amiguit@s, este tipo de cosas son las pocas que hacen que el corazón se me acelere, ya os vengo diciendo que no tengo grandes descargas de adrenalina últimamente.

De todos modos, sí hay algo característico por aquí: los olores. Podría decir que la urbe es una explosión de aromas diversos, pero ya me conocéis, y lo que realmente pasa aquí es que apesta. A las puertas de según qué restaurantes te llegan unos vapores que te cortan el apetito. Tal vez si logras vencer los recelos puedes llegar a tener una experiencia gastronómica interesante, sin ir más lejos los sitios donde te ponen Dam-Plings (o algo así), esa especie de empanadillas hervidas, no invitan a pasar, y luego el papeo es rico y sabroso. Pero tal vez también se te desmadre definitivamente el tracto digestivo, y con lo que me está costando centrarlo después de tanto arroz paso de sorpresas.

Más allá de los efluvios que salen de las casas de comidas están los propios de la calle. La humedad terrible y unas cuantas horitas al sol no ayudan, por ejemplo, a que las tiendas de fruta que hay en la calle al lado de casa huelan muy bien cuando vuelvo del curro. Y es una putada porque igual que se puede comer por los ojos, también se puede dejar de comer por la nariz (metáfora desafortunada, pardiez), y a veces dejo de comprar fruta de colores de fantasía por el tufo que me entra por las fosas mientras elijo lo que me llevo. Al final el resultado es que sigo pasando los ratos de interneteo nocturno a base de lichis. A este paso los acabo aborreciendo.

Repasando los párrafos anteriores a salto de mata veo que me ha quedado un pastiche inconexo, sin sentido y que no consigue reflejar para nada cómo ha transcurrido para mí este tiempo. Francamente: menuda mierda. No sé si la culpa es de escribir con música, puede. Como podría ser también que no tuviera capacidad para narrarlo. Pero también puedo argumentar que se me amontonan las sensaciones y no se controlar el caudal de salida, con lo que se me acaban desbordando. Me voy a quedar con la última, queda mucho más resultona.

Y a lo mejor, hasta es verdad y todo.

PD: Si mando un beso a los que me lo habéis mandado, puedo crear un agravio con los que se abstuvieron porque se lo pedí. Si viceversa, aun peor. Un beso a tod@s, a tots i totes. Los que sí y los que no, sé que estáis por ahí.

Addendum un día después: Creo que se está malinterpretando algo. Cuando digo que francamente esto es una mierda me refiero al texto que me ha quedado, no a cómo van las cosas. Perfeccionista que es uno. Óbviamente, esta explicación sería una soberana gilipollez si no fuera porque veo que tengo amig@s que se preocupan por mí, más aún cuando por circunstancias conocidas puedo estar más expuesto a la debacle emocional. Por aquí todo va bien, y si estábais esperando a que dijera que lo único que firmaría sería activar mi vida sexual, pues ala, ya lo he dicho. Se os quiere.

domingo, 15 de julio de 2007

Vaya...

No quiero condolencias, lo digo desde ya. Y lo digo en serio.

He estado un rato pensando si escribir esto o no. Al final me he decidido. Llevaba ya unos días planteándome que, estando tan cerca de llevar un mes aquí (técnicamente se cumple mañana) iba siendo hora de ir más allá de anécdotas y abrir un poco la ventana, dejar que entrara el aire y soltar un poco de lastre. Empezar a narrar impresiones, sensaciones, cosas que se te pasan por la cabeza. Si hacía falta un revulsivo para sincerarme un poco y pasar de la forma al fondo, ha llegado de golpe y bastante chungamente.

Ayer sábado me desperté con una perdida de mi hermano en el móvil a las 7 de la mañana taiwanesas, 1 de la madeugada por ahí. El día que el Barça perdió la Liga y el eibarrés de los cojones estuvo tocando los ídem a las 4 de la mañana decidí tener el móvil en silencio puesto que, al fin y al cabo, no voy a responder. Cuando ayer llegué a casa a las 2 de la noche y vi que mi hermano me había llamado tres veces más, empecé a notar cierto olor a cuerno quemado. Cuando al final, hace apenas media hora, he conseguido hacerme con él, se ha confirmado lo que me venía rondando por la cabeza: la uela Consuelo s'ha mort. Decir que es lo mejor que le podía pasar a ella y a los que estábamos a su alrededor me suena demasiado fuerte, no tengo tripas para soltarlo tal cual. Pero no deja de ser verdad que llega un punto en el cual te planteas qué es lo menos gravoso para una persona que está en su estado.

Puestos a ser sinceros, lo único que me jode de verdad es que me haya pillado aquí. No porque me afecte en mayor medida, éso no. Si aprendí algo en la universidad fue a sacarme las castañas del fuego, a comerme los marrones yo solito y superarlos. Y, por si al dejarlo entrever no se ha visto suficientemente claro, lo que ha pasado no me quita el sueño. Pero me jode no estar con los míos, aunque tampoco les haya destrozado la vida.

No quiero montar aquí una historia sensiblera, pero recuerdo cuando faltó el uelo Vicente, el que marido de la que se ha ido ahora (he tenido dos abuelos Vicent, es lo que tiene), aquello fue un golpe realmente fuerte. Hasta 5 meses antes de faltar iba en bici a todas partes. Regaló las escopetas de caza con 84 años, cuando ya le pareció que no tenía la vista como para ir pegando tiros por el monte (no la tenía desde algún año antes, pero a ver quién se lo decía), el último verano todavía nos lió por lo menos a diez personas, entre tíos y primos, para recoges no-sé-cuántas arrobas de patatas que había sembrado. Se fue en un ay, en apenas medio año pasó de ser un torrente de vitalidad a apagarse, creo que voluntariamente. Estuve en el hospital con él dos o tres días antes de que se fuera y recuerdo perfectamente cómo me apretaba la mano. Se despedía. Aquello fue jodido desde el momento en que no he conocido a una persona mejor que él, ni que hiciera sentir tan bien a la gente a su alrededor. El día del entierro fue un desfile continuado de gente por casa que venía a agradecer a la familia lo mucho que Visente havia fet per ells. Estuvo trabajando media vida en la Cámara Agraria e hizo cotizar a la gente del pueblo aún cuando ellos no querían. "Ah, no, no, no te puc deixar de cobrar este mes perquè ja se m'han borrat dos, i si te borres tu en sereu tres, i si se'm borren tres a mi me rinyen des de Castelló", i así los embaucaba. Las pagas las mandaba reparatir casa por casa a sus hijos, y mi madre recuerda cómo la gente preguntaba de dónde había salido aquello, ver mujeres besando el primer billete de mil pesetas que veían en su vida. El cariño de la gente cambió por compleo un día que prometía ser muy jodido, y dos años y medio después no podemos dejar de evitar recordar esos ratos con una sonrisa.

El caso es que la abuela Consuelo, Consuelito, una mujer tan sumamante afortunada del marido que tenía que se desorientó un poquito cuando se vió sola, se ha apagado también. No sé si nunca me habría creído que me pillaría tan lejos de casa. Dando una vuelta después de cenar se me ha perdido la mirada en una avenida llena de coches, con tres o quizá cuatro carriles por sentido. No alcanzaba a ver dónde acababa. Y pensaba que desde ca l'auela, con mucha menos profundidad, vería el puente de la Rambla y el Bovalar, el monte que cierra el paisaje entre las hileras de casas. Aquí sólo pasaban motos de tres en tres rozándome. Al fin y al cabo, así no habrá manera de olvidar cuándo pasó. El auelo Vicente faltó estando yo en Barcelona, haciendo las prácticas del CAP. La tia Pilar, algo más que una abuela, al alba del 19 de marzo, quien no sea valenciano puede que no intuya cómo me pilló. El otro auelo Vicente sin hacer ruido, la víspera del examen de Física Estadística, y nadie se atrevió a decírmelo. Me enteré a examen acabado, horas después del entierro, tal vez porque todos sabían que el abuelo no les hubiera dado permiso para molestarme ("com van els estudis? be? Estudia, que es per a tu"). I ara, Consuelito, me fas esta. Ara si que l'hem feta bona...Tant se val. Millor aixina. Un bes, allà on pares. Per molt que remugares sempre has sigut entranyable i els teus t'hem vollgut. Encara que "la faena haguera sigut teua si hagueres trobat un home igual que tu" , que deia el teu home, te trobarem a faltar.
Un beset.

viernes, 13 de julio de 2007

De largos y retratos


Puede que haya sido un puntazo momentáneo, un atisbo de lucidez, una señal de alarma del cuerpo que me pide moverlo algo más que de casa al curro y viceversa. No hay que olvidar que ya he superado el cuarto de siglo y, en base a las implacables leyes de la fisiología humana se me ha activado ese gen asociado al cromosoma Y por el cual el abdomen pasa de responder a una ecuación lineal a hacerlo a una de tipo cuadrático, con mayor o menor peso del nuevo factor. Vamos, que tengo miedo de que, pasados los 25, empiece a echar barriga cervecera. Sin embargo, como tiendo a ser prosaico, me temo que la razón última ha sido la añoranza de mi pueblo, de esa cuestecita con césped desde donde se ve medio valle del Palancia. De esa agradable sensación de estar debajo de una palmera, a la umbría (ese ni-sol-ni-sombra), con un granizado de café y un libro de Borges sin tener más trabajo que ver la vida (y las nenas en bikini) pasar por delante de tus ojos. Que echaba de menos la piscina de Castellnovo, vamos. Y me he apuntado a la de la universidad, que es cubierta, y no tiene césped, y no puedes tirarte de bomba, y no distingues a las gachises porque está feo nadar con gafas de pasta. Pero algo hay que hacer, compañeros, así que esta tarde he vuelto a surcar las procelosas aguas cloradas después de demasiado tiempo sin hacerlo. Necesitaba esa agradable sensación de estar casi flotando. Y el dolor de riñones, y las posibles agujetas mañana también las necesito, leche. Pues eso, que para dar fe de ello, ahí tenéis mi supercarné del cual, of course, no vais a entender un carajo. Iba a hacer otra foto, pero he visto que el flash tapa parte del número de pasaporte, y eso no está mal, así no podréis hacer trastadas diplomáticas en mi nombre. Tiembla, Spitz!!


En otro orden de cosas, el Pelusa, que es un solete y se merece un coño (eso no lo digo yo, lo dijo una gaditana en pleno éxtasis del carnaval) me ha alegrado la noche. Hemos entablado una conversación vía mail a raíz de un avatar que me he encontrado por un foro bastante recomendable, el que tenéis aquí a la izquierda. Clavadito, clavadito, a un vasquito que yo me sé. Lo de que lleva el pendiente al otro lado no vale como argumento: el Mac te hace las fotos como si fuera un espejo, si lo sabré yo, que tuve que GIMPear la foto donde le felicitaba el aniversari a mi sobrino porque se leía al revés...Lo que sí es verdad es que el del dibujito es más casto: ni se toca ni enseña el culo. En esas estábamos cuando el Pelusao me ha respuesto diciendo que él también se aburre y se dedica a buscar retratos. He aquí el adjunto de su correo:


Y bien, yo soy parte implicada, así que me inhibo en el debate. Què diu el poble? Qué dice el pueblo? Dejad vuestra opinión a ver si animamos un poco el foro, que de unos días a esta parte está moribundo.

Os mandaría besos pero tengo agujetas en los labios de torcer la boca para respirar a partir del tercer largo. Sic transit gloria mundi!

PD: Juande, a Eco no sé, pero si te sirve su estudiante de doctorado creo que tengo su correo por casa. Siciliano, se dedica a destrozar a los ponentes en los congresos de semiótica. De las pocas cosas buenas que me traje de Trento, recuerdo cómo caía como una losa su sentencia Sai catalano? in somma...il mondo è complesso...

miércoles, 11 de julio de 2007

Monásticos

El lunes, antesdeayer, hubo un seminario en el instituto que me está alojando científicamente. Una japonesa estuvo un rato disertando sobre emisiones de un disco protoestelar a las 12 del mediodía. Si hay alguien avispado leyendo esto (cosa que dudo, alguien avispado estaría haciendo algo más provechoso ) puede que se haya apercatado de un detalle: esa es la hora de comer aquí. Básicamente equivaldría a poner un seminario en Granada de una y media a tres. Claro que aquí lo solventan de una manera bastante graciosa: convocando a lo que ellos llaman un lunch talk. Y ya os podéis imaginar de qué se trata. La gente se apunta en una página creada a tal efecto y, cuando llegas a la charla, te dan unos palillos y una cajita compartimentada con arroz, pollo, verduritas y algunas cosas más que no llegué a adivinar si pertenecían al reino animal, vegetal o mineral. Y allí que te sientas tú y a la vez que Naomi (que así se llama la japo) va recitando lo maravillosas que son las emisiones de SiO tú estás papeando todo lo felizmente que te permiten los palillos mientras intentas enterarte de algo. Planteándote, eso sí, si hablar de silicio es de buena educación en la mesa. Y claro, yo lo único parecido que había visto a eso era la escena de El Nombre de la Rosa donde un fraile recita en latín mientras los otros comen. Básicamente fue por eso que no dejé de fijarme en si la conferenciante se lamía el dedo antes de pasar las transparencias del Pogüerpoint.

En fin, qué cabe añadir a un acto tan hermoso de fraternidad entre científicos? Que la sala apestaba a esa especie de cebolla requemada que había al lado del pollo? Y qué importa eso, cuando estas disfrutando de un ágape protoestelar? Vamos, yo me planteo instaurar eso cuando vuelva. Anda que no iba a haber gente que por no pagarse un cubierto iba a acudir a las charlas, que a veces parecen un erial:

-Oye, échame más garbanzos!

Y mientras tanto alguien hablando de GRB's

-Pues aquí veis el afterglorrrrssshhh, uy perdón, que se me repite el pepino del gazpacho!

Nada, nada, que tome buena nota nuestro nuevo equipo directivo, con iniciativas como "Paella y Relatividad General" o "Cazón vs Materia Oscura: duelo de titanes" se iba a meter al Instituto en el bolsillo en un día.

Y ya está. Esto iba a tener un par de párrafos más hablando de las visicitudes que vienen rodeando la posible visita a SMA (que no significa Super-Barracus), pero la prudencia institucional me recomienda posponer la publicación de los mismos. Os cuento tan pronto como pueda.

lunes, 9 de julio de 2007

Corolario


Sirva esta afrenta en forma de pegatina hallada sobre una naranja para rematar el desgavell que se lleva a cabo por esta ínsula cada vez que sale a la palestra mi tierra.

I jo pregunte, quina serà la pròxima? Unes falles com les de Misión Imposible 2, on anaven cremant sants pel carrer mentre unes falleres anaven llençant floretes? Val que Camps diga que volem ser la Florida d'Europa, però home, respecteu-mos una miqueta, redell. No se suposa que València, amb el Ratzinger Z (Benet, per cert, igual que el Papa de Peníscola), la Copa eixa dels barquets i la Formula 1 ja estava al mapa?

La cosa, por supuesto, tiene una explicación. Pero no mola, dejémoslo estar así...

PD: Y puestos a hacer proselitismo del País, ahí va una una penya catxonda que fa funky en valencià. Sí, compañeros, se puede hacer y además se puede hacer bien.

viernes, 6 de julio de 2007

De putas y estrellas

Creo que si sigo en esto de mirar para arriba por las noches llegare a los 50 años y no se me habrá olvidado la mayor verdad que se me ha revelado jamas en un telescopio: "Los operadores somos como las putas, trabajando de noche y cada noche para un tío distinto" Hoy me ha tocado estar por aqui en el segundo turno de SMA, cuando empieza a asomarse el alba en Hawaii, para (intentar aprender a) vigilar via web el aparato. Salir del trabajo un viernes a las 3 y media me ha pasado varias veces y siempre ha sido muchísimo mas reconfortante que hoy o que algun viernes encerrado en el radiotelescopio de Sierra Nevada. Claro, que aquellas otras veces o curraba de camata o de musico. Y por mucho que te guste esto, nunca será lo mismo ver como la gente baila gracias a tus copas o a tus canciones que ver líneas de emisión de monóxido de carbono.

Por cierto, las putas por lo menos pueden decir que no...

Bona nit!

miércoles, 4 de julio de 2007

Papeos curiosos (I)

Si hay una faceta de la estupidez humana que no deja de fascinarme es la capacidad para llevar adelante una idea sabiendo de antemano que está condenada al fracaso. No estoy hablando de llevar la contraria a sabiendas de que es un error, esta actitud queda justificada automáticamente por la rebeldía o el venazo infantil y en el pecado lleva la penitencia. Si pone "no tocar" y lo tocas a lo mejor te llevas un calambrazo, así de simple. Y donde dije calambrazo digo hostia a rodabrazo o vomitera por chupito de tequila a horas intempestivas, que viene a ser lo mismo. Me refiero más bien a seguir planes cuyo abyecto final intuyes, si es que no los sabes directamente. Una piedra en la que, como buen mortal, tropiezo a menudo, intentando siempre escudarme en el "oye, igual salía bien", que queda mucho más solemne trocado en "el no ya lo tengo". La frente siempre bien alta.

El sábado fuimos a cenar a "Barcelona Tapas Restaurant". Con el introito y esta frase, o incluso sólo con el nombre del garito podría dar por cerrado el tema, el final es previsible. Pero estoy aquí para dar cumplida crónica de mis avatares, y creo que es mi deber moral sincerarme con los contribuyentes y dar cuenta de en qué me gasto las dietas que salen de sus impuestos.

Nada más llegar, estuve a punto de poner pies en polvorosa. El cartel que había sobre la puerta era una inmensa bandera de esas que antes había en los estancos y ahora ponen en las Plazas de Colón con un BARCELONA en letras negras sobre la franja gualda. La simpatía que pueda profesar o dejar de tener hacia el trapito no es, por supuesto, razón para dejar de entrar, como tampoco lo sería para hacerlo. Sin embargo, la combinación de banderita y nombre junto a que el luminoso redondo (ese que se coloca perpendicular a la pared, vamos, el de Cruzcampo de toda la vida) se cebara y añadiera además el escudo (por lo menos era el constitucional...) despertaba en mí una duda: si tienen esa gracia para mezclar conceptos, la que tienen para mezclar huevos batidos con patatas fritas debe ser pareja. Yo me equivoco a veces pero nunca me ha pasado. Esta vez no fue la excepción.

Aun así, me dije que estaba aquí para vivir cosas nuevas, y con los compañeros de costumbre (Dani, Manuj el indio y Satoko la japo, toma terna para un chiste) tomamos asiento y nos decidimos por la opción "eat as much as you can", lo cual nos daba vía libre para degustar las exquisiteces del local. La sucesión fue tan trágica como se podía intuir a priori. Los "mushrooms" resultaron ser un refrito rancio de setas de nombre desconocido (al menos para mí), la ensalada era de tomate (dónde está?) con una especie de col o repollo sofrito, el "fried spanish chorizo" sabía a frankfurt picante y llevaba queso fundido y arroz, los calamares estaban guisadicos y no servían ni pa'l bocata, y la tortilla, aparte de patata cocida y sin pelar, llevaba un conjunto de ingredientes de cardinal no inferior a seis o siete.

Sorprendentemente, la paella no estaba mala. La sorpresa llegó al final del ágape. La camarera nos preguntó si habíamos pedido, además de la paella de pescado que ya nos habíamos comido, la de pollo que le había parecido ver en la lista de comandas. Le respondimos que sí, que la finalidad era probar las dos, a lo que ella nos respondió que eran exactamente iguales, sólo que en vez de añadir a última hora dos gambas, unos berberechos y los calamares que les habían sobrado del plato de antes le ponían los trozos de pollo.

Supongo que los italianos ya estarán curados de espanto y no se tirarán de los pelos cada vez que ven las atrocidades que en nombre de su cocina en general y de la pizza en particular se perpetran por el mundo. A mí, sin embargo, se me siguen poniendo los pelos como escarpias cuando me tocan el menjar de la terreta. A fin de evitar males mayores, cuando no discusiones, he tomado la sabia decisión de no pedir paella al sur de Orihuela, al norte de Morella o al oeste de la Font de la Figuera. Me gusta el arroz en sus múltiples variantes: me chifla el risotto y puedo pasármelo teta con un arroz que ha sido frito antes (o después) de ponerle el caldo. Pero que no me toquen las paellas, por favor. No pasa nada por llamar "arroz de..." o "arroz con..." a ese mejunje seguramente sabroso pero con un sustrato caldoso que ya me he encontrado en varios sitios. A mí no se me ocurre llamar "fabada" a unas alubias con roquefort y pepino, por poner un ejemplo a bote pronto. La clave está ahí, en el respeto.

Valga como colofón a esta lamentable sarta de soflamas en pos de la ortodoxia un extracto de un simpático correo que me envió un compañero de otras batallas, laRana (así, todo juntito), ayer por la tarde. Por poneros es situación, el compañero es del Grau de Castelló (ergo, de la rama ultraortodoxa en temas paelleros: él se la come a escasos metros de la playa) y en su trabajo de Madrid se va a organizar una Summer Party. Fusilo directamente, que tiene más coña:

Otro de los eventos programados es la realización de una Paella. En cuanto oí eso, me eché a temblar. Luego, al saber quién sería nuestro Ferràn Adrià por un día, creí que las cosas no podrían ir peor. Pero hete aquí que hoy, en uno de los desayunos, hemos coincidido con el paellaman en cuestión (JdP en adelante, que no HdP). Primero, ha preguntado si este año alguien se encargaba de hacer el caldo o lo compraba de tetrabrick. Yo he aconsejado Aneto que, aunque caro, es el que más me gusta. Por supuesto ni se me ha ocurrido comentar que la paella se hace con agua (¿sabrá uno de Castellón más de paellas que un segoviano adaptado a la vida en la capi?), más que nada para que no recaiga sobre mí el marrón culinario. Después nos ha confesado que no se decide por el caldo de carne o el de pescado. ¡Dios mío, que mal va esto! Ha pasado luego a quejarse de que no sabía donde encontrar cilantro fresco en grandes cantidades (entiéndase, seremos casi 100 personas).¡Madre mía! Eso sí, con el cardamomo no hay problema: Ya posee una buena reserva. ¡Prometo que no es coña! El colofón final, momento en el que casi me caigo al suelo a asperger espuma desde mi boca, ha llegado cuando ha dudado si en La Vaguada había casquería. Porque, claro, se necesitan unos 12 kilos de entraña de ternera para tanta gente.

Surrealista.

En este punto, he respirado hondo y me he dicho que lo que hará será un arroz exótico de lo más : Donde oiga "paella" he de sustituir por "arrozcon cilantro, cardamomo, entrañas y ganas de joder por parte de JdP". ¡Qué Dios nos ampare! (cualquiera de ellos, pero Tutatis estaría bien).

Sólo un último apunte: compañeros de Granada, no voy a aceptar reproches del tipo "eso ya lo sabías antes de entrar, haberte ido a un Burger King". No tenéis legitimidad para descalificarme siendo como es que acabamos semana tras semana en el Jade...

martes, 3 de julio de 2007

Estic rebentat

Així que m'ho he pensat millor i en lloc de postejar vaig a posar-me una pel·li...