I took a trip down to L'America

domingo, 14 de septiembre de 2008

Aquí no hay vaqueros

Ya va para cuatro días aquí. Y han cundido. Ayer aproveché el sábado, y que no llovía, para cruzar el río y pasar a Boston. Sí, pasar a Boston, porque por lo visto estoy viviendo y trabajando en Cambridge. Además, antes de coger el metro, nos dimos una vuelta por la zona de Harvard Square y paseamos un poco por el campus de Harvard. Ahí iba yo todo orgulloso, con la camiseta de la Orquesta y buscando un letrero bien grande que pusiera "Harvard University" para hacerme una foto y colgarla en el myspace. Pues nasti, no hay tal cartel, o al menos yo no lo encontré.

Pero encontré cosas mucho más sabrosas. Hay, por ejemplo, un edificio con forma de iglesia. En realidad, visto desde fuera ES una iglesia, y no es pequeña, precisamente. Con el tipo de arquitectura que se ve aquí (muy british, todo ladrillo rojo oscuro), su campanario, sus vidrieras y, no me hagáis jurarlo, pero creo que con su planta de cruz latina. Pues bien, no es una iglesia, es una especia de aula magna. Pero está construida como una iglesia a conciencia: es el Templo de la Razón. Flipante, eh? No olvidemos donde estamos, por favor, recordad que en los billetes de un dólar pone "In God we trust" y que una candidata a vicepresidenta aboga por enseñar el creacionismo en las escuelas. Pues nada, aquí van por libre. Ya puede haber campañas antiabortistas o en contra de la educación sexual en las escuelas, que aquí te encuentras a gente que te reparte bolsas con regalitos chorras en la calle. Pero es que los regalitos chorras son condones (de colores, por cierto) y un montón de información de la "Familiar Planning Foundation". Y las bolsas son del Boston Globe! Definitivamente, aquí no hay cowboys.

Venía avisado de que Massachussets es de lo más parecido a Europa que te puedes encontrar aquí. A falta de conocer otros sitios para comparar, puedo decir al menos que se parece mucho. La señora de la casa parece que tiene pero que mucho, mucho mundo. Tiene la casa llena de fotos con gente peculiar (me hizo gracia reconocer en una a ella misma con Ali Farka Touré), ha estado muchísimo por África y ha pasado también por la piel de toro. El detalle que me acabó de cautivar de ella fue cuando, al ver mi camiseta de Vespa, empezó a contarme que su padre tenía una, y que llevaba a ella y a su hermano en la parte de atrás a ver los partidos de los Red Sox. 

-Señora, que yo también tengo una! Y sabe qué le digo? Que su padre era un hombre con estilo.

El caso es que, no sé a santo de qué, el otro día mientras desayunaba salió el tema de las elecciones, la Presidential Race, que dicen aquí. Yo, por supuesto, me tenté la ropa antes de ponerme a soflamar. Y sin embargo, la prudencia estuvo a punto de hacerme traidor. No podéis imaginaros la cara que puso la señora cuando nombró a Sarah Palin. Se veía angustia, y no exagero. Verdadera angustia, pánico. Se echaba las manos a la cabeza cuando hablaba de las propuestas de la mujer. Vale, está claro que la mujer es demócrata, y me aclaró que en MA lo habían sido siempre. Pero la cara que ponía estaba más allá de querer que perdieran los republicanos para que ganaran los suyos o, mutatis mutande, de querer que ganara Obama. Lo de Cynthia, que así se llama la casera, era terror sincero a la barbarie que puede suponer esa troglodita en Washington.

Así, después de sacudirme algunos tópicos, cogimos el metro y pasamos a Boston. Si alguien que ha estado por estos lares acaba leyendo esto, supongo que sonreirá con condescendencia pensando que he descubierto la sopa de ajo, pero hay que reconocerlo. Boston, o al menos el centro, el downtown, es precioso. Una mezcla extrañísima. Por una parte, tienes el taxi enorme pasando por encima de un respiradero del metro del que sale humo. Pero delante tienes una iglesia de más de 300 años. Pleistoceno, tratándose de este país. El trazado urbano es demencial, casi moruno, pero los edificios son enormes, con rascacielos al lado de pequeñas iglesias del tamaño de una ermita. laRana, o algún castellonero habitual o visitante sonreirá al leer ésto: al fin y al cabo, eso es Castelló, caos urbanístico y un perfil quebrado. Pero es que aquí es bonito. Lo más grave es que, después de haber paseado un rato y habernos sentado 10 minutos en el puerto a ver el mar, fuimos a una terraza a tomarnos una cerveza y me asaltó un pensamiento intraquilizador: me sentía extrañamente cómodo, casi como estando por casa. Que nadie me pregunte por qué, pero me sentía más "en el extranjero" paseando por Ginebra que en aquella mesa bebiéndome una Sam Adams.

Y maldije mi suerte por tener que partir esta semana hacia Amherst. Aunque el colaborador con el que tengo que ir todavía no me ha encontrado alojamiento, así que puede que tenga suerte y pase aquí unos días más. Porque, para pasmo de propios y extraños, creo que sí. Me gusta Boston.

2 comentarios:

LaRana dijo...

Sí, sí, que Boston és estupendo ha quedat clar.

Ara volem més xixa i menos "lonely planet guide"!

[by the way] M'alegre de que estigues agust allà.

Rubentxo dijo...

¿Recuperaste la maleta?
Tío, tú lo que quieres no es investigar... ¡¡TU PROPÓSITO ES DAR LA VUELTA AL MUNDO!!
Pues na, muchacho, estaré atento a tus movimientos. Saluda de mi parte la señora del B&B, si es que todavía "vives" ahí.
Abrazos, champion!!