I took a trip down to L'America

domingo, 22 de julio de 2007

Vicio



Y ahora llegarán hordas ávidas de casquería pensando que el paellista se ha echado a la mala vida y tiene a dos chinitas mordisqueándole el lóbulo de la oreja (en valenciano se llaman peçons, nosaltres siempre tan salidos) mientras se espanta a manotazos a un singapurés que le intenta lamer el dedo gordo a la vez que escribe estas líneas. No, no es el caso, por supuesto que no. Si no fuerais tan ignorantes como sois sabríais que lo que pone ahí arriba es "Si honolable ciudadano fumal esto tenel enfisema, tos de caballo y pene cael·le a tlocitos" No os culpo, pobrecillos míos, no todos podréis llegar a ser unos profundos conocedores de la lengua china como ya lo soy yo tras un mes (y una semana) aquí.

A lo que íbamos pues: el vicio del tabaco. Como soy un tío previsor, antes de salir de casa lo preparé todo con detalle. Contacté con el ministerio para la póliza de seguros, eché a la bolsa de aseo un par de condones (y aún así fuí optimista) avisado de que el tallaje por aquí cambia. Notoria es la anécdota del cargamento de preservativos donados por la República Popular China a la Revolussión Cubana que hicieron el viaje de vuelta a Asia. El calibre de los cañones del socialismo caribeño los hacía inútiles. Así mismo, a sabiendas de lo obsceno que llega a ser el precio del vino por estos lares pasé por la frontera tres botellas de tintorro de contrabando. La sutil advertencia "el tráfico de drogas en Taiwan está castigado con la pena capital" en los impresos del visado me indujo a dejar el jaco, la ketamina y las hierbas de la risa en el cajón de la mesilla de noche (no me asaltéis el piso, hienas!). Creía pues que tenía las espaldas cubiertas con el tema fumable, puesto que le había preguntado a nuestro hombre en Taipei si tendría muchos problemas para encontrar por aquí las mariconadas (con perdón de los homosexuales que fumen cosas decentes) que acostumbro a meterme en los pulmones. Al decirme que no tendría excesivas dificultades metí en la maleta una dosis mínima de Rex, por aquello de la añoranza y me embarqué feliz. La cosa al final no fue tan divertida, y descubrí que esa información ocultaba en realidad un oscuro deseo por su parte: que el espacio destinado a las cajetillas lo llenara con botellas de Rioja.


Figura 1. Indispensable para no perderse en la discusión del artículo

El caso es que, una vez agotado el cargamento traído de casa, empezó la búsqueda por Taiwan. Primera desilusión: en las tiendas de barrio (rollo Seven Eleven, que hay uno en cada esquina) venden una mierda (fila 3, columna 1) con sabor a vainilla, muy elegante pero un pelín repelente. Sigamos buscando pues. En un colmado del mismo estilo franquiciado y siempreabiertista, pero de otra cadena, me colocaron la cajetilla que preside la composición, y que resultó estar llena de cigarrillos más estrechos y largos que los normales pero envueltos en papel marrón. O estos chinos están bobicos o creen que lo estoy yo y no sé distinguir un papelillo marrón de una hoja de tabaco. Con decir que todavía queda la mitad está todo dicho.

Cambié pues de estrategia y busqué en el hiper del barrio. Buenas noticias, parecía que aquí estaban más surtidos, y pude pillar dos o tres tipos de puritos de lo más apañao y que no me hacían añorar los estancos patrios. La cosa empezó a ponerse negra cuando vi que no reponían existencias a medida que iba acabando con su magro stock. Todo culminó al poco tiempo cuando, haciendo realidad mis temores, constaté que los fumadores elegantes somos minoría en Formosa y no parecía que Geant, que así se llama la gran superficie, fuera a hacer nada por tener el mostrador actualizado. Siendo soez, como El Jueves, me había quedado con el culo al aire. La suerte quiso que un japonés adicto a la nicotina oyera alguno de mis lamentos, me hablara acerca de la existencia de lo más parecido a un estanco que él conocía y se comprometiera a enviarme un plano con la localización. Tuve algún pequeño problema logístico derivado de la puñetera costumbre que tienen los asiáticos de rotular los mapas con esos dibujitos que hacen ellos en lugar de usar letras occidentales, pero ello no fue un obstáculo para un espíritu aventurero como el mío, y acabé dando con la tiendecita en cuestión. Para mi alivio y el vuestro, incondicionales seguidores, aquello era, efectivamente, lo más parecido que he visto por aquí a un estanco, y su surtido de cigarritos es notable, con lo cual parece que, de momento, la cosa está bajo control. Fue precisamente ahí donde me hice con la mayoría de cajetillas que adornan el post.

Todo es perfecto? Todo no. El precio es una auténtica obscenidad, por suerte estoy más que comedido con el consumo. Hay que remarcar que, aunque la perspectiva no ayude a discernirlo (Blogger todavía no incluye la opción "añadir holograma al post") la mayoría de las cajetillas son de 10, no de 20. El precio exacto de cada una me lo voy a callar por varias razones, como son que no me apetece que los fans de Salgado me recuerden lo mucho que podría hacer con los dólares que me estoy fumando o que paso de que mi mamá se entere de esto. Al principio tuve un amago de ataque sorpresa de conciencia al pensar que me estaba puliendo las dietas en tabaco. Por supuesto, esta actitud pacata duró lo que tardé en sonreir pensando que, por una vez, me estoy fumando en Taiwan los impuestos que pago por fumar en Granada. Ji, ji, jiiiii....

A modo de anécdota, decir por último que estoy especialmente contento con las Villiger. No tanto por el sabor, aunque la variedad Sumatra (netamente superior a la Brasil, Moca y la inefable Vainilla) no está mal, como por el diseño. Ese aire de los 70 que tienen me encanta: con una cajetilla de esas, un jersey de cuello vuelto y una americana marrón con coderas sólo falta que suene esta musiquita de fondo para que me crea Steve McQueen. Reíd, reíd, malditos, pero no paséis por alto una cosilla: apenas hay una persona entre cada 10.000 que me cruzo por aquí que se parezca al apuesto estadounidense más que yo. Jugar fuera de casa no siempre es una desventaja. Por no decir que, si ésto me mata, moriré igual que él.

El que no se consuela es porque no quiere, que dijo Kurt Cobain mientras abrazaba moribundo una foto de Hendrix.


Addendum: Hasta donde yo sé, habéis batido un récord. 45 personas si me exceptúo yo os habéis pasado a lo largo del lunes taiwanés (es decir, del domingo a las 18 al lunes a las 18 GMT+2) por aquí. Me conformo con creer que 40 lo han hecho a sabiendas. Como sigáis así voy a empezar a creer que tengo responsabilidad social y os hincharé a homilías. De momento sólo me hacéis sentir afortunado. Un beso.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que las cosas hay que decírtelas en el idioma del imperio desde que estás por esas ínsulas perdidas.
Sentet, vas a ser tío otra vez!!
-si vols llegir el post en la teua llengua mira el de despús-ahir-.

Manolo.

P.S El blog mola molt
P.S2 Moltes gràcies pel recadet de l'aniversari de Pablo. Som uns desgraciats no t'havíen dit res. Per cert, a Pablo li agrada moltíssim veure's a la foto del blog.

Sentet dijo...

OEEEEE, OE, OE, OEEEEEE!!!!!

Unknown dijo...

Gloriosa pieza, a fe mía. Si para que alguien escriba tal cosa precisa de irse al V coño e inhalar humo compulsivamente, sea.

1 abrazo!

Anónimo dijo...

jajaja... ahora va a resultar que te tienes que ir a Cuba a por puritos y condones:

enga hombre!!!

Anónimo dijo...

PEP
(como veis no se registrarme, bueno lo dejamos en no lo intento)

lo q tots sabem es q quan tornes enyoraras la illa per no semblar stephe mcqueen y aleshores diras q prefereixes la merda nicotínica maoísta per la q ara brames.

un abraç