I took a trip down to L'America

viernes, 17 de agosto de 2007

Hawaii, impresiones (V) Un flash

Por fin la cosa se ha enderezado y volvemos a estar arriba de faena. Hoy toca hacer un mosaico de una nube de gas molecular para estudiar la formación estelar que se lleva a cabo en ella. Daría más detalles pero es que a lo mejor estoy desclasificando información reservada y no es cuestión de meterse en jaleos de copyright, que todos los que nos dedicamos a ésto de las observaciones conocemos algún caso de malos rollos. Por otra parte, estoy conectado a mi ordenador taiwanés y por fin puedo avanzar algo de trabajo. Menos mal, empezaba a verle el fondo al barril del Youtube.

Que ahora esté currando no significa, como bien sabéis, que ayer lo hiciera. Por eso mismo pude darme a intercambios de links jazzísticos con el abuelo Cebo-sabel el cual, por cierto, está peor cada día que pasa. Se ve que le está dando demasiado el sol, el último correo venía firmado como "Firilo-Cocodrilo" (¿?!) En uno de esos me mandó ésto. Sí, vale, mola mucho, todos tocan de la hostia y Jaco Pastorius se sale. Pero en el vídeo había algo que me tocó la fibra por una razón en especial: el batería es Peter Erskine. Que dicho así a todo el mundo le deja igual. Sin embargo, las primeras baquetas de caja que busqué específicamente eran unas Signature Series del modelo Peter Erskine. Las Signature Series era (es) una línea de baquetas "firmadas", que diseña Vic Firth para los baterías estrella que tiene patrocinados. Mi profesor cuando empecé a tocar tenía un par, y unos cuantos años más tarde, cuando las vi en un catálogo, me hice con ellas sin dudarlo, más por el recuerdo que tenía de ellas cuando yo tocaba con un par de rabos de escoba y las Erskine brillaban en la maleta de mi profesor que por otra cosa. En honor a la verdad hay que decir que todavía las tengo y funcionan genial, muy finas, ligerísimas y con mucho swing, pero si las aprecio es por el componente sentimental que tiene para mí: sólo si llevaba las lecciones bien estudiadas podía pedírselas al profesor para tocar algo.

El resultado de todo fue un ataque de morriña, así que empecé a buscar en Youtube vídeos donde saliera alguien tocando el vibráfono, para recordar los tiempos en los que me estuve planteando mandar a tomar viento los estudios universitarios y dedicarme en serio a aporrear instrumentos, que era lo que me gustaba entonces. Y en una de ésas me encontre ésto. La obrita en cuestión (que creo que no se llamaba así) era un estudio estándar de vibráfono. Vamos, que por ahí ha pasado todo el mundo que tiene, como mínimo, el grado medio de percusión. Mientras estaba intentando tocarla fue cuando dejé la música en plan estudiar todos los días. No acabé con ella, pero algunos pasajes los clavaba. No pude con ella, entre otras razones, porque estaba por encima de mi nivel, pero yo quería tocarla porque tenía un componente emocional. Cuando empecé a tocar, yo llegaba los viernes al local de ensayo de la banda, con mi mochila, en la que sólo había un libro y dos pares de baquetas, y un bocadillo, y mientras acababa de merendarme el pan con chocolate, mi profesor estudiaba un rato. El profesor, el Gurru, era un armario ropero del cual heredé mi legendaria brutalidad para con los parches. Años después me lo encontré y le comenté que el profesor que tenía entonces me acusaba de animal, el me respondió que no, que lo que me pasaba era que tenía "la pegada muy fuerte", como él. El otro profesor aún anda riéndose. El Gurru, como decía, aprovechaba el lapsus de la merienda para tocar, y tengo grabada a fuego en el cerebro una obrilla para vibráfono con la que estuvo un par de meses. Para mí ese sonido era algo totalmente nuevo, eran unos notas que te envolvían, que tenían un halo mágico, místico. No había visto antes un vibráfono, y eso de tocar con cuatro baquetas me acababa de dejar fuera de juego. Y así pasaban las semanas y yo oía al Gurru tocar Trilogy (que es como creo que se llamaba la obra completa en realidad). Con estos antecedentes, ya os podéis imaginar cómo me sentí cuando empezó a sonar ayer.

Pero como la vida da muchas vueltas, y el trabajo a veces apremia, hoy estoy de faena otra vez, controlando que la humedad, que ronda un peligroso 80% no acabe de dispararse. Como las observaciones aquí están más que automatizadas, me he ido fuera a comprar un boleto para la rifa del edema pulmonar en forma de cigarrito. Como la primera noche, al poco de salir distingues un par de estrellas. Poco a poco, eres capaz de ver más, y más, y más. De repente bajas un poco la vista y te das cuenta de que, en la oscuridad absoluta en la que estamos, puedes distinguir la línea de las colinas de alrededor perfilándose en el cielo. En un instante, ya ves la mole que se levanta a tu izquierda, el Subaru. Y cuando levantas la vista desde el telescopio japonés hasta el cénit, ves ese brochazo blanco que cruza el firmamento de lado a lado. La Vía Láctea como nunca antes la había visto, distinguiéndose nítidamente. Y cuando ya iba a apagar el cigarro me ha venido el sonsonete de la canción a la cabeza. Y me he vuelto a sentir con 11 años comiendo pan con Nocilla mientras un tío enorme sacaba de un instrumento rarísimo una música casi mágica. Y entonces lo he visto todo con los ojos de un niño, con mis ojos de niño, y me he dado cuenta de que estar aquí, viendo ese cielo, haciendo lo que estoy haciendo, se parece un poco a lo que soñaba entonces. Y no me ha cabido ninguna duda de que todo, todo, ha valido la pena. Ha sido la confirmación definitiva de que estoy donde debo, donde quería estar, y que aunque nunca me haga rico en este negocio, éste es mi sitio.

Porque yo, de pequeño, no quería tener un deportivo cuando fuera mayor. Quería ser astronauta.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues perdona q te diga q no estás donde tienes q estar, q es granada, sino en hawaii. Te dejamos q vayas de pirulito por allí por aquello de ver mundo y tal, pero no te equivoques. El resto está bien. Muy bonito, me da un pelín d envidia xq q yo recuerde nunca tuve claro q quería ser, ni lo tengo ahora. Lo único q pretendo es disfrutar el camino, q queda así un poco pobre al lado de gente con sueños y eso... pero tampoco es tan poco (ni tan fácil, je!). Qué pesada soy. Me sorprendo a mi misma.
Bicos!!!!!!!

juandesant dijo...

Martiña, lo de disfrutar del camino es de lo más zen que hay… pero a veces implica levantar la cabeza y decidir que los 3 o cuatro bucles que lleva ya se los conoce, y quiere ir a alguna otra parte…

Lo chulo es saber que en algún momento aparece la señal que hace que no vuelvas a dar una vuelta, sino a ir a un sitio nuevo.

Otras, cómo estoy yo también hoy…

Qué mundo interior —y qué bachillerato— que tiene este chico…

juandesant dijo...

Y sobre lo de ser astronauta… yo también quería serlo, pero para eso hacía falta ser piloto… y como yo ya tenía 5 dioptrías con 12 añitos, decidí que tendría que conformarme con ser soporte de tierra…

El que me da cierta envidia es este tío, por ejemplo:

http://www.flickr.com/photos/toastforbrekkie/504124683/

Anónimo dijo...

Bueno bueno pero cómo estamos los viernes.....
Pues yo tembién quería ser astronauta......me quedé en astro...
Pues yo estoy de acuerdo con la pequeña, en lo del camino....pq cuántas veces se llega? es más...defíneme llegar. Si antes de disfrutar el haber conseguido algo ya estamos pensando en lo siguiente....nos queda el camino, que es donde más tiempo pasamos....
Y además juande, que si, que todo es cíclico, en el sentido de que muchas veces los principios y los finales son iguales pero hay infinitas maneras de unir dos puntos ;-)
Dejémonos sorprender......somos hombres o q? ;-)
Feliz fín de semana, vicent, mira un poquito el cielo por mi, anda, que yo me voy a Murcia y de exótico tiene lo que yo me invente. Un beso

LaRana dijo...

Buenoooooo!

Viva el Pastel Friday!

Sentet dijo...

Havia pensat en respondre citant a Golpes Bajos, però potser siga millor encomanar-se a l'àgil ploma de Monsieur Rajola:

"Primero Érika y ahora Anna Nicole: parece que en este asco de mundo no queda sitio para hadas de alma frágil"

Once per year doesn't hurt. I em queda poc per tornar a casa, he de recuperar l'apariència intelectual, sensible i sofisticada què em caracteritza...

A gaudir vacances vosté que pot, senyor!